lunes, 17 de noviembre de 2014

Un camino para la humildad



Para Clari, que me pidió que escribiera sobre esto,
y para T., que necesita saber que hasta que no pare de sufrir
por no ser maravillosa no va a descrubrir que ya lo es.


Tu camino es tuyo y es hermoso. No naciste para ser alguien porque ya sos alguien, alguien maravilloso, alguien ya perfecto. No podés pasar tu vida intentando "ser", porque nunca vas a llegar a ser ese a menos que asumas que ya sos este y que este está bien, es perfecto, es hermoso, es todo y no necesitás nada más. 

Hace poco alguien me dijo que no hacía nada porque todo lo que hacía era horrible y que nunca iba a ser la mejor. Ahí está la confusión, creer que hay que ser el mejor, caer en la fantasía del agón, inventar un podio (odio los rankings y las calificaciones en las obras de arte, ¿cómo carajo puede alguien darle un orden de calidad o belleza a discos, libros, películas?), competir, compararse con otros seres que tienen otro camino, otra historia, otros dones, otro mensaje, otra vida, otro aprendizaje. Cada uno tiene el suyo. Y es todo lo que tenemos para darnos a nosotros mismos y a los demás. Cambia el mundo cuando nos damos cuenta de que somos suficiente. Somos todo, no necesitamos ser nada más, simplemente necesitamos hacer. Hacer, gozar de hacer, compartir lo que hagamos, intercambiar, dar, sentir.

Algunos, al poner la expectativa en ser, empezamos a temer de nuestros propios actos. Queremos ser "los mejores", y como no lo somos, no hacemos nada. Tenemos miedo de ver lo que podamos crear. Algunas corrientes dicen que tenemos miedo de ver las cosas maravillosas de las que podemos ser capaces, y es alentador creer eso, pero al menos en la superficie, pareciera que el miedo es a decepcionarme por descubrir que no soy tan capaz como quiero ser, hacer y no ser la mejor.
Hasta que me di cuenta, sentí, que no tengo que ser nada más que lo que soy y hacer todo lo que puedo, con trabajo, con amor, con intención, y no comparar mi trabajo con el de nadie ni con el de mis ideales. Hacer y luego observar para seguir haciendo.
Aprendí a hacer cosas y a agradecerme haberlas hecho, simplemente por haberlas hecho. No hacerlas es, como se dice ahora, quedarse en la zona de comfort. Quedarte quejándote de vos mismo por no ser suficiente, esperando que otros te digan que lo sos, que sí podés hacer cosas buenísimas, y sin hacerlas para no decepcionarlos a ellos, pero sobre todo no decepcionarte a vos cuando las cosas no sean las más increíbles que la humanidad ha visto, secretamente creyendo que un día, de la nada, te vas a animar y oh todo va a ser increíblemente genial, así, por arte de magia, sin trabajo alguno, sin creer en vos mismo te vas a haber convertido en un genio. Y esa no es la realidad. La realidad es que para hacer cosas que te dejen satisfecho vas a tener que laburar mucho y creer en vos es lo único que te va a hacer levantarte todos los días con fuerza para encarar ese laburo. Y que ese laburo es tu camino. El trabajo de dejar de quejarte de todo lo que no hacés bien y empezar a hacer lo que puedas, el laburo de sentirte orgulloso de tus pequeños logros, el laburo de aprender a criticarte con amor y no con rencor por no ser perfecto, de encontrar las vetas por las cuales podés seguir tallando tu obra, que en primer lugar y antes que tu arte es tu vida, para hacerla más bella de acuerdo a tus propios parámetros, el trabajo de aprender cuáles son tus parámetros, el trabajo de darte cuenta de que todo lo que podía caerte del cielo ya te cayó y está ahí, en tu corazón. Nada más y nada menos.
Y que este es tu camino. Y que es hermoso. No has sufrido por creerte insuficiente, has sufrido por querer enterrar tu vanidad. Y valió la pena porque es una lección maravillosa la de la humildad. Ahora basta. Ya está. Ya pasaste toda tu vida hasta hoy torturándote por querer ser la mejor de todas, no lo sos, nadie es mejor que nadie, nadie es más perfecto, todos nacimos perfectos y estamos acá para lo mismo: dar, compartir, crear, vivir. Todos somos perfectos y hermosos y estamos haciendo lo que podemos. Ahora que sabés eso podés dejar atrás las expectativas. Tus padres ya no esperan más de vos, les diste todo solo con ser, tus amigos no esperan nada de vos, el mundo no espera nada más de vos. Sólo vos estás esperando ver qué podés crear y ahora sólo resta animarse y abrazar lo que sea que nazca, parir lo que sea para poder amarlo sólo porque pudiste darlo a luz. Dale, manos a la obra, a trabajar y a estar orgullosa, que esta vida es tuya, este es tu camino, duro y bello, con sudor y con lágrimas, con sangre y con viento, con algunas rosas y con todo lo que estés dispuesta a darte. Es tu camino, es un camino, es duro y bello, como el de todos.



Foto: autorretrato con flores.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Gracias!! Me encanta que pases, y me encanta que comentes!

Posts populares

Scroll To Top