jueves, 24 de julio de 2014

Sobre el amor que está flotando en el aire, los vínculos con desconocidos y Marcelo Jelen.

(foto tomada el fin de semana pasado en Punta Fría)

Hay gente que vive lejos, que vimos dos veces o que nunca vimos en persona, que se murió antes de que naciéramos o que apenas sabemos quién es, pero por esas cosas, por cosas cositas, por momentos breves y palabras profundas, por fotos de instantes que guardan miradas que queremos quedarnos, por alguna música que llegó en el momento justo, por algún pensamiento acertado que nos hizo sentir menos solos... por esas cosas cositas, esas personas despiertan amor. Sí, así, amor.

Artistas, bloggers, gente que alguna vez me crucé, periodistas. Si me dejo sentir, siento que los quiero, siento amor. Creo que el amor es algo que está más allá de nosotros; más allá de nuestra construcción personal del amor, hay algo que vibra en el cosmos (en el sentido new age y en el sentido filósofo griego) y que está esperando a florecer ante nosotros siempre, si nos dejamos. Ante una mirada encontrándose en un momento especial, una visión sobre algún tema, un gusto musical común. Al compartir una sonrisa, unas palabras en el momento justo, al poner la oreja o al ser escuchados. No siempre es necesario estar construyendo una amistad, una pareja o una relación familiar con el otro para crear un vínculo, para sentir que lo queremos, que lo valoramos, que su ser nos conmueve, nos despierta alegría, emoción, empatía, que nos importa. 

Hoy emprendió su viaje de regreso a las estrellas el señor Marcelo Jelen, una de esas personas.

Jelen era periodista. Era el único periodista que me interesaba leer, el que quería saber qué opinaba sobre las cosas, era un referente. Era ese tipo que decía las cosas con una inteligencia, un respeto, una agudeza y un amor increíbles. Sí, amor también. No sé cómo lo diría él, no sé cómo lo expresaría, no sé cómo le gustaría usar la palabra amor, nunca se lo pregunté. Es que para mí hay sentidos morales que tienen que ver más con el amor que otros.

En mi primer trabajo compraban la diaria todos los días, y yo todos los días me sentaba a almorzar sola para poder leer la columna de opinión de Jelen tranquila. Para mí, era de los poquísimos periodistas que merecían llamarse así. Su columna, aún cuando fuera sobre temas que no me interesaran tanto, siempre fue mi sección del diario preferida.

Años después de estar leyéndolo en el diario, a través tuiter y de facebook, por la noche y las vueltas de la gente, los premios catatonias y las bandas, lo conocí. Me habían chusmeado sobre él, no tenía idea de cómo conjugar el periodista admirado con ese personaje noctámbulo de los cuentos, pero cuando lo conocí nos pusimos a charlar en seguida, de política, de música, de sus hijos, de la vida.

El loco era un grande, de verdad, era un grande. No sé cómo decirlo, pero me genera mucho respeto, admiración y cariño la gente que respeta a los demás en serio. Cuando, aunque tengas 20 años menos, aunque no sepas ni la mitad de las cosas que sabe, aunque todos los aunques, te hace sentir que sos un igual, te hace sentir respetado. Es difícil de explicar, pero para mí, él tenía eso, él hacía eso. Él era así.

Ahora están unos cuantos conocidos de la vuelta musical y periodística agradeciéndole que les dio para adelante desde el principio. Y son muchos. Son muchos que dicen que Jelen los apoyó desde el día cero. Y lo hacía desde un lugar tan sincero, tan real. Iba a ver a Pau siempre que tocaba, aunque fuera en Margat a las 4 am un día de lluvia y tuviera que ir solo, y hubiera dejado las drogas y el acohol. Iba a todos los toques de las bandas que le gustaban, lo veías bailando feliz, cantando las canciones, felicitando a todos contentísimo.

Las oportunidades que tuve de charlar con él apenas se cuentan con los dedos de una mano, pero es alguien sobre quien, antes de esto, he pensado mucho, y siempre me quedé con esa idea: un hombre inteligente, un gran periodista, un tipo gracioso y divertido que te jorobaba para que te mataras de la risa, compinche, aunque apenas te conociera. Es difícil de transmitir, son esas cosas que se perciben. Creo que tenía el don de la transparencia. Un don hermoso y poco frecuente.

No sé cómo sería él más allá de esas circunstancias que nos cruzaban y del gran periodista que tuve el gusto de leer tanto y que tanto voy a extrañar. No sé, no importa. Importa hacer cosas, importa decir lo que uno quiere decir. Y lo que yo quiero decir es que, cuando decimos, cuando somos, algo nuestro queda en el aire. Y que cuando otros dicen y los escuchamos, cuando otros nos hacen pensar, reflexionar, reír, llorar, suspirar, nace algo enorme y bello que nos une. Y eso, me gusta creer, me gusta sentir, también es amor. Y está buenísimo poder querer y decirlo, aún cuando lo que se haya compartido sea tan poco y tan mucho como decenas de columnas en un diario, notas de facebook, charlas en tuiter, alguna confesión nocturna o chistes entre vasos de cocacola.

Gracias Jelen. Te vamos a extrañar muchísimo.

1 comentario:

  1. Y que cuando otros dicen y los escuchamos, cuando otros nos hacen pensar, reflexionar, reír, llorar, suspirar, nace algo enorme y bello que nos une.

    Gracias Renata

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Gracias!! Me encanta que pases, y me encanta que comentes!

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