jueves, 7 de noviembre de 2013

Partir

No me puedo imaginar el miedo que debe sentir, como un ciervito asustado ante un puma, así, sentirse presa de la muerte inminente, de lo que tiene que pasar, de la inevitable realidad, del necesario desenlace de cualquier vida.

Mi abuela está vieja y enferma. Los años han llegado de uno en uno y con sus complicaciones, como habrán de llegarnos a todos si somos tan afortunados, porque sí, envejecer es horrible, pero también es hermoso. Y el deterioro del cuerpo es horrible, pero es parte de eso que es la hermosa oportunidad de vivir, de aprender, y de llegar a mirar a la muerte a los ojos sin sorpresa, de poder esperarla y prepararse para irse con ella a donde sea.

No es fácil irse, y tampoco dejar ir. Pero es, es y hay que dejarlo ser, no importa de qué nos agarremos, nos vamos a ir igual. No importa cómo agarremos a nadie, todos se van a ir igual.
Y duele. Duele porque no sabés si pudiste decirle todo, si pudiste aprovecharlo todo, no sabés qué es todo, no sabés qué podría haber sido. Y yo no soy una persona que se arrepienta de nada, intento vivir siempre fiel a mí misma, y hasta ahora ha funcionado: les juro, no me arrepiento de nada ni volvería cinco minutos atrás, porque todo lo que he hecho me ha traído hasta acá, y todos los errores que duelen van a sanar para volverme mejor, siempre mejor. No lo digo por decir, realmente lo siento así. La vida es esto, yo soy esto, y estoy completamente orgullosa de mí, de mis errores he aprendido, de los incorregibles, a no volver a cometerlos. Pero aún así, no sé cómo va a ser la vida sin mi abuela. Sé que voy a seguir, sé que todos vamos a seguir, sé que no es injusto porque esto es la vida, este ciclo de cosas que nacen y mueren, sé que con ella aprovechamos todo lo que se podía aprovechar, porque ya lo escribí hace tiempo acá mismo, mi abuela es mi amiga, más allá de todo, es una mujer, es ese ser detrás de Elena Ana, tan chiquito y tan grandioso como yo, como mis hermanas, como mi mamá y mi tía, y esa mujer es mi amiga, porque ella supo hacerse amiga nuestra y nosotras supimos seguirle el tranco, y nos amamos y nos lo decimos siempre que podemos, y cuando ella ya no esté voy a saber que ella sabía quien soy. Me ve a los ojos y sabe quién soy, qué me duele, qué me emociona, y yo sé quién es ella. Pero no, no pudimos compartir todo, porque yo voy a seguir viviendo y ella no va a estar conmigo, porque algún día si Dios quiere voy a tener hijos y ella no va a conocerlos,  y sé que no importa, sé que está todo bien, sé que aprovechamos, pero pero pero pero... Pero la voy a extrañar. Y lo único que espero es que Dios nos de la fuerza, la claridad y la serenidad para poder acompañarla y acompañarnos en este momento que es difícil, pude que sea largo, tiene un montón de lágrimas, pero es parte de la vida y es una gran oportunidad de ser mejores. Y por eso estos días, a pesar de todo, siguen siendo buenos días. 

5 comentarios:

  1. Te juro que pienso y comparto todo lo que decís, pero se ve que soy todo lo egoísta que no sos vos, porque lo pienso y re pienso y no se, me cuesta mucho vivirlo tan así, sufro de sólo pensarlo, de pensarte a vos en esta situación. Sé que es la vida, pero también se que es un amor de esos incondicionales como -casi- no hay, y veo que vos lo vivís así con ella.
    Hermosas tus palabras como siempre :')

    http://ojala-jimeji.blogspot.com.ar/

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  2. Hermoso texto, hermoso amor frente a lo inevitable. Abrazo!

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  3. Qué bellas tus reflexiones!! y cuánta fortaleza. Me hace bien ya este fue, para mí, un año con varias pérdidas. un abrazo!
    Mercedes.

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  4. Qué bellas tus reflexiones!! y cuánta fortaleza. Me hace bien ya este fue, para mí, un año con varias pérdidas. un abrazo!
    Mercedes.

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  5. Uff qué difícil escribirte algo... mi abuela fue importantísima para mí, fue quien siempre estuvo cuando no había nadie más. Cuando se fue, sentí que me habían quedado mil cosas adentro, mil palabras por decirle, mil perdones por pedirle. Es cierto que, como decís, uno sigue... y también es cierto que a uno le hace falta esa persona. Al menos, para mí, mi abuela fue un ser amoroso y lleno de luz. Yo fui contándole las mil palabras atascadas, y los mil perdones pendientes, con el tiempo. Y hoy, 9 años y medio después de su partida, la sigo extrañando tanto como siempre, pero de otra forma. Todo pasa. Disfruten los mometos juntas!!!
    Te mando un beso.

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Gracias!! Me encanta que pases, y me encanta que comentes!

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