lunes, 18 de marzo de 2013

la madre (y el padre)


Qué difícil seguir viviendo cuando la madre no está. Cuando mamá muere, y a casi todos se nos muere la madre en cierto momento de la vida, aunque nuestra madre siga viva, aunque algunos no se den cuenta, aunque algunos lo sufran más, unos menos; algunos pensamos en eso seguido, teniendo a nuestra madre que nos parió a diez minutos en auto y llamada telefónica por siempre dispuesta. Pero mamá no está. No hay nadie a quien llamar cuando estás llorando en la playa, en tu cama, en un auto, en la calle. Ese abrazo se perdió. Y mamá está ahí, mi mamá está leyendo esto, y ellá está, siempre querrá estar, pero no. Como ella ya no tiene a su mamá aunque la abuela esté viva y a mitad de camino entre su casa y la mía.
Porque vas creciendo y el regazo te queda chico. Sos un adulto. Y te acordás de cuando sentías miedo, frío, hambre, o mucho, mucho sueño, y todo lo que necesitabas era a mamá para que viniera a solucionar todo. Y ella venía, y aún sin hacer nada, arreglaba todo. Y digo mamá pudiendo decir papá. No hay miedo que pueda con un abrazo, no hay cosa que ellos no puedan calmar durmiéndote en sus brazos, no hay otro lugar en el mundo a donde pertenezcas que no sea ese. Ahí apretado entre esas manos y ese pecho, vos sos vos.
Y de repente un día entendés que cada vez que observes la inmensidad del cielo encontrarás una soledad que impresiona, que hiela, que te penetra. No hay lugar seguro, no hay espacio a donde pertenezcas más allá de tu piel. Todo el mundo es igual de inseguro o seguro, el mundo está adentro tuyo. Y pensás cómo carajo hicieron esas dos personas, tan frágiles como cualquiera, tan sensibles como uno, para darte tanta seguridad (oh mamá naturaleza tan perfecta), para darte un hogar, para ser tu hogar doquiera que estuvieran. Pero cómo eso tiene fecha de vencimiento. Y cómo un día yo seré la madre de alguien, borraré todo el miedo y cantaré hasta dormirle, le diré sana sana colita de rana y se olvidará de que le picó una hormiga, para luego, después de años, ser descubierta, ser una mujer más, con su soledad a cuestas.
Bueno, no sé si se entiende lo que quiero decir, pero he pensado en esto muchas veces. En lo infinitamente solos que estamos, y al mismo tiempo no, porque mi amigo Guegueke dice que es mentira que estamos solos, que estamos muy juntos y acompañados, y que no me olvide, porque yo se lo dije a él.

Disfruten ustedes con sus niños pequeños la posibilidad de dar a alguien ese abrazo que todo lo sana. Seguramente, es en ese abrazo, más que en ningún otro, es donde toda la divinidad y la gracia del cosmos se hace tangible. Y para los que ya somos grandes, a pecherearla con la soledad y a buscar abrazos que curen, que hagan olvidar la soledad, que aunque no sean como los de los papás idílicos de nuestros cinco años, sirven, sanan y mucho.

Les dejo de regalo una canción de cuna. Yo no pienso dejar de buscar ese abrazo en el Universo, estoy segura de que nos lo está dando todo el tiempo, aunque a veces cueste sentirlo.

PD: las fotos son del cabo polonio, de este verano; y en youtube estoy armando una lista de reproducción de canciones de cuna de aborígenes americanos. Quizá les ayude a los que tienen bebés pequeñitos, a los que les cuesta dormir, o a los que aún sienten y saben dentro de sí una parte bebé que nunca crece, que es hermosa, y que es su escencia.

15 comentarios:

  1. Este post me atravesó el corazón, pero por lo cierto de tus palabras, por el realismo y porque no hay nada que podamos hacer para que no pase.

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  2. gracias, es hermoso lo que expresaste
    abrazo!

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  3. Ay Renata, me encanta leerte de a pedacitos en Twitter y me encantó leerte todajunta acá!

    Es lindísimo esto, o triste también, no sé, pero tan tan real.

    Me voy a apachuchar a Geno.

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  4. Ahhhhhh que lindas palabras! No venía a tu blog hace mucho, y hoy de casualidad llego nuevamente, y me quedo! Me encanta como escribiste este post, muy dulce, sincero, tierno... Gracias! Yo tengo niños pequeños y es así, el poder estar es maravilloso para ellos lo se., y tengo la dicha de todavía tener a mi mamá a 10 minutos de casa y con el teléfono siempre atenta y dispuesta a darme una mano y un sostén siempre y en cualquier momento. Pienso cuando no la tenga y me invade una angustia tan grande que enseguida tengo que gacer fuerza para pensar en otra cosa y no adelantar esa tristeza innecesariamente... En fin me extendí! Porque me gustó tu post!
    Un beso, te sigo desde hoy!
    Lau

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  5. gracias por regalarme lo que necesitaba leer. soy visitante muda, pero hoy no podia no decirte gracias. hermoso.

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  6. recién conozco tu blog, tengo entusiasmo de seguir descubriéndolo... y me encantó este post, me llegó en el momento indicado. gracias!

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  7. Hermoso y fuerte. Creo que el vínculo con la madre es super profundo. Mi abuela, ya muy anciana, y en tránsito de irse despidiendo de ésta vida, a veces pide por su mamá y pregunta cómo tiene que hacer para que la venga a buscar. Hace poco aprendí que los niños no tiene aura propia hasta los siete años, y, mientras tanto, viven al resguardo del aura materna.
    Besos!

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  8. Era algo que necesitaba leer. Mi mama murio hace 9 meses; y leyendo lo que pusiste estuvo bueno sentir que alguien entendia... Gracias.

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  9. Hola Renata, que lindos tus post! Me encantan, recien te descubro pero me encanto leerte hasta aca!
    beso
    Paula

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  10. Jaa!! Aunque casi un año más tarde ( es hoy que descubrí tu blog) me duele mucho lo que decís. hace dos años me quedé sin MAMÁ y es EXACTO como lo describís a quién le pido un abrazo protector? cualquiera sea nunca será como el de mi madre ; )

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Gracias!! Me encanta que pases, y me encanta que comentes!

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